Los interiores de la escuela Strömberg son espaciosos y luminosos, diseñados para favorecer el proceso de aprendizaje.
Foto: Elina Bicšak
¡Allá vamos!Son poco más de las ocho. Todavía no ha salido el sol esta mañana de octubre, cuando los alumnos, de 7 a 13 años, de la escuela Strömberg se quitan sus abrigos, sus gorros y sus zapatos junto al perchero reservado para cada grupo. En el vestíbulo el fuego crepita en la chimenea que el bedel Keijo Hämäläinen ha armado para deleite de los alumnos. En los pasillos se oyen saludos coloquiales cuando se encuentran alumnos, maestros y el resto del personal.
En esta escuela todos se conocen y los niños, a la manera finlandesa, tratan a los adultos por sus nombres. Los varones sacan de sus mochilas sus trompos boyblade y los hacen combatir antes del comienzo de las clases. A su propio ritmo, los alumnos se van incorporando a sus grupos, designados con nombres de animales del bosque finlandés: Alces, Osos, Zorros, Linces, Halcones, Comadrejas, Focas, Búhos y Lobos. En la escuela también funciona el grupo Castores para niños seriamente discapacitados, que llegan en taxis a la misma hora. Ya puede empezar la jornada escolar.
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Fuente: Embajada de Finlandia, Washington. Accede a la web del centro a través de google translator.